
La presencia de Aflatoxina M1 en productos lácteos supone un riesgo para la salud pública
Qué es la aflatoxina M1
Al igual que otras micotoxinas, la aflatoxina M1 es un metabolito secundario, tóxico, producido por hongos como Aspergilius flavus y Arpergilius parasiticus. Para que estos microorganismos puedan desarrollarse y generar las aflatoxinas se necesitan condiciones de temperatura que van desde los 6 y hasta los 45ºC, además de una actividad de agua (aw) mínima de 0.75. Esto hace que el riesgo siempre sea latente.
Hasta el momento se conocen 18 tipos de aflatoxinas, sin embargo, las más peligrosas son la aflatoxina B1 y la aflatoxina M1. Esta última proviene del metabolismo de animales rumiantes como las vacas, cabras u ovejas, que se alimentan con productos contaminados con aflatoxina B1 y que se manifiesta en la leche producida por estos.
Qué enfermedades provoca esta aflatoxina
Esta aflatoxina tiene una gran actividad cancerígena, teratogénica (defectos congénitos desarrollados durante el embarazo) y mutagénica (que altera el ADN de forma permanente). Por otro lado, los principales órganos afectados son el hígado, el riñón y el cerebro.
Cómo prevenir la presencia de esta micotoxina en productos lácteos
La mejor prevención para evitar la contaminación por aflatoxina M1 es, sin duda, no suministrar alimentos contaminados con aflatoxina B1 a los animales de los cuales utilizamos su leche para producir lácteos. Cuidar los métodos de selección de granos de cereales es muy importante. Así como los métodos de descascarado y remoción del polvo, se puede reducir de forma muy significativa el riesgo de la presencia de aflatoxina B1.
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