
La uva de mesa es una de las especies cultivadas que presentan mayor incidencia de este tipo de problemas
Muchos desequilibrios nutricionales no son debidos exclusivamente a la deficiencia de un solo elemento. En muchas especies sí es claro que, en ciertas condiciones edáficas o de cultivo, la falta o exceso de un solo elemento es fácilmente identificable, como en el caso de la deficiencia de hierro en cítricos cuando se cultivan bajo ciertos pH o con mala elección de patrón.
Pero en la mayoría de los casos, la sintomatología visual de una fisiopatía es difícilmente asignable exclusivamente a un solo elemento. Es en estas circunstancias cuando es preferible hablar de desórdenes nutritivos más que de deficiencias.
Es la uva de mesa una de las especies cultivadas que presentan mayor incidencia de este tipo de problemas, que inicialmente y por desconocimiento técnico se definen de forma equívoca como deficiencias exclusivas de Nitrógeno, Potasio o algún otro macronutriente primario o secundario.
Siguiendo esta línea de deducción podemos observar diferentes síntomas visuales en distintos estadios fenológicos, todos originariamente asignados a un déficit, exceso o mal manejo de la nutrición nitrogenada, pero que indagando más a fondo nos damos cuenta de la complejidad de cada una de ellas. Podemos definir más específicamente cuatro tipos distintos de fisiopatía: Fiebre de primavera, Necrosis de flor, Palo negro y Baya blanda.
A pesar de que todas estas fisiopatías tengan sintomatología distinta y aparezcan en estadios fenológicos diferentes, el origen parece encontrarse en un solo nutriente, en este caso el Nitrógeno, aunque más bien habría que relacionarlo con trastornos en el metabolismo de síntesis de aminoácidos, donde además del Nitrógeno, puede aparecer involucrado algún otro nutriente más, siendo en casi todos los casos algún catión primario o secundario, sin olvidar cuestiones de manejo como tamaño de copa o volumen radicular.
El problema surge cuando comienzan a encontrarse puntos de reconcentración de NH4 y compuestos nitrogenados pertenecientes al ciclo de formación de aminoácidos. Estos compuestos denominados poliamidas se han citado en la literatura científica como reservas de Carbono-Nitrógeno en los tejidos vegetales, además de ser considerado como buenos marcadores para determinar el nivel de stress dentro de la planta. De estas concentraciones de poliamidas la más frecuente es la Putrescina.
Para entender los procesos que permiten la acumulación de estos compuestos en los órganos vegetales, hay que recordar cómo se absorbe y metaboliza el Nitrógeno dentro de la planta. Todo el Nitrógeno metabólicamente activo se encuentra reducido en sus órganos, ya sea en forma de aminas, amidas u otras proteínas, sin embargo prácticamente el total del Nitrógeno absorbido es en forma de NO3-, que es la versión más oxidada de Nitrógeno. Una vez transportado el NO3- a los órganos fotosintéticamente activos, comienza la reducción y posterior conversión a proteínas.
Destacamos en este momento que la vid tiene un comportamiento relativamente particular al contenido de NH4+ en sus tejidos, no siendo tolerante a ciertos niveles de concentración, produciéndose efectos nocivos con concentraciones relativamente bajas. La reconcentración de este catión sucede cuando la velocidad de transformación a aminas es relativamente baja, o el suministro es superior a lo que el tejido en cuestión es capaz de metabolizar.
En el primer caso, suele suceder que el suministro de Magnesio es insuficiente y el funcionamiento de la enzima Glutamina sintetasa se ve afectado. En el segundo caso, se suele producir una saturación en zona radicular debido a manejos de riego, ya sea por cuestiones edafoclimáticas o de mal diseño del sistema, que permite que el suelo se encuentre saturado más de la mitad del día, reduciéndose de manera muy significativa la actividad de cierta flora microbiana que actúan como agentes nitrificantes oxidando las formas reducida de Nitrógeno de los fertilizantes que añadimos al riego, permitiendo una acumulación de catión Amonio en el perfil radicular activo, forzando de esta manera su absorción, limitando además de este modo la absorción de otros cationes también necesarios, reduciendo la eficiencia de nuestra estrategia de nutrición.
Fiebre de primavera: Se describió esta fisiopatía hace relativamente poco, a finales del siglo pasado por la Universidad de California, en la cual se describía una sintomatología parecida a la carencia de potasio a inicios de primavera pero los valores foliares y peciolares del mismo no señalaban que ese debiera de ser el origen. En hoja existe un desbalance de C-N, que se produce, parece ser, por una síntesis deficitaria de carbohidratos, unido a problemas en la respiración de los azúcares disponibles y en relación, seguramente, con ciclos alternos de frío-calor al inicio de la primavera. Básicamente se inicia con una fase de nula capacidad fotosintética, que produce un corte en el ciclo de Krebs disminuyendo este punto la síntesis de aminoácidos, lo cual produce una acumulación en los órganos fotosintéticamente activos de NH4+ y poliamidas en fase intermedia de producción, fundamentalmente Pudrescina. Visualmente se corresponde inicialmente con clorosis en los bordes de las hojas, arrugamiento y posterior necrosis.
Efectos similares pueden observarse en las inflorescencias, que pueden ver reducido su tamaño, longitud y número de flores. Si este tipo de problemas se extiende en el tiempo y traspasa a otro estadio fenológico, puede darse el caso de que coexista con otra fisiopatía denominada LRN, Late Raquis Necrosis o palo negro, y más tarde problemas de fruta blanda, etc.
Todas estas fisiopatías vienen definidas por un mal manejo del Nitrógeno, no sólo en el ciclo actual sino en la última fase del pasado, la postcosecha, donde se determinan los niveles de reservas con los que despertará la planta a finales de invierno. Las reservas de una planta pueden dimensionarse con ensayos específicos que determinan el contenido de Arginina y Almidón en raíz. Estos contenidos están relacionados con el vigor con el que la planta despertará durante el próximo ciclo, lo cual es necesario saber para poder dimensionar correctamente el plan de riego y nutrición para no producir situaciones que favorezcan la aparición de estas fisiopatías.